Te picó el bichito empresarial, ¿pero tienes todo lo que se necesita para iniciar tu propio negocio?
El espíritu empresarial es contagioso, especialmente en una economía que pone el trabajo independiente al alcance de la mano. Las pequeñas empresas son, después de todo, la columna vertebral de la economía estadounidense.
Pero emprender y dirigir un negocio no es tan fácil. Según la Administración de Pequeñas Empresas de los Estados Unidos, apenas una de cada tres pequeñas empresas llega a la marca de los 10 años, y alrededor de la mitad se disuelve cerca del quinto año. Las razones del fracaso son diversas, e incluyen mala planificación, problemas económicos y la incapacidad de vender un producto o servicio al público adecuado.
Por otro lado, los emprendedores exitosos poseen cualidades imponderables, como la resiliencia y la pasión. Considera estas cuatro preguntas antes de tirarte a la piscina.
¿Tienes la mentalidad de un director ejecutiva?
Como dueño de tu propio negocio, debes ser una persona entusiasta y motivada que tenga más visión y tolerancia al riesgo que un empleado.
Antes, cuando trabajabas para alguien más, tu supervisor establecía tus metas y responsabilidades. Ahora, como empresario y jefe, depende de ti establecer qué necesita tu negocio para tener éxito. ¿Puedes acomodar tu manera de pensar a la de una directora ejecutiva? Como empresaria, serás el cerebro y los músculos de tu compañía; harás pedidos, realizarás ventas telefónicas y manejarás las finanzas. Entonces, pregúntate, con toda honestidad, si te sientes preparado por enfrentar este nuevo mundo con grandes y excitantes desafíos.
¿Tienes suficiente fortaleza emocional?
Ser dueño de tu propia empresa tiene sus altibajos, algo así como una montaña rusa. Los emprendimientos nuevos demandan mucha paciencia y tenacidad. Comenzar tu propio negocio pondrá al límite tu tolerancia al riesgo mientras sientes que lo estás dando todo. Tener confianza en ti mismo y en tu servicio es clave para mantener el barco a flote. Cuando eres dueño, debes lidiar con situaciones inesperadas todos los días, como clientes insatisfechos, problemas con el envío o el producto, etc. Para tener éxito, necesitas nervios de acero. Definitivamente, este no es el lugar para alguien que no soporta la presión.
¿Tus expectativas son claras y realistas?
Debes comprender bien cuáles son tus expectativas: ¿quieres la libertad de ser tu propio jefe y manejar tus tiempos, o tu principal objetivo es enriquecerte? Si tu prioridad es el dinero, debes esperar ganancias razonables. Inflar esos números podría hacer que te desilusiones o desanimes más tarde.
Prepárate para trabajar mucho. No es realista esperar que trabajarás menos al emprender tu propio negocio; al contrario, seguramente tendrás que dedicarle más horas al trabajo que cuando eras empleada. Tus pensamientos y expectativas deben estar en sintonía con el negocio que tienes en mente.
¿Sientes pasión por el servicio o la solución que proveerás?
Si bien muchas veces el trabajo independiente se siente como un empleo, tu pasión te mostrará el panorama general y te ayudará a no bajar los brazos. Esta pasión alimentará tu visión y sentirás que tu trabajo es realmente gratificante. Tu entusiasmo convencerá a los clientes de adquirir tus productos. Dicho de otro modo, si no te apasiona lo que ofreces, ¿por qué deberían hacerlo tus clientes? Aventurarte por tu cuenta es un paso importante y excitante, pero antes asegúrate de que tu corazón sepa lo que quiere.